domingo, 17 de junio de 2012

Relatos documentales I.

Relatos documentales:

Esta mañana después de desayunar le pedí a mis viejos que me cuenten la historia de cómo se pusieron de novios. En algún momento del relato mamá le dijo a papá entre risas : - Vos le tirabas besitos a otra chica cuando íbamos a la escuela.- (refiriéndose a sus 13 años). A lo que él le respondió: - Pero nosotros no éramos novios todavía, gorda.- Y se echaron a reír.

Lo que no me sorprendió, pero si me llamó y me llama la atención es como ambos construyeron historias distintas de una misma en la cual ambos fueron protagonistas. Por ende en muchos puntos Papá decía no acordarse de eso o cambiaba la versión de Mamá.



El relato es una construcción del hombre y como tal, totalmente subjetiva; se burla de lo que realmente sucedió, que por ser algo que ya no está no se puede reconstruir paso por paso.
Es difícil reconstruir hechos entre los protagonistas porque nunca van a contar lo mismo y a veces se van a resistir a aceptar lo que el otro diga, pero lo importante a la hora de construir relatos es entender que los estamos construyendo a partir de intereses, recuerdos, o huellas de lo vivido que traemos en el cuerpo. La historia personal es una construcción, la historia de pareja es una construcción, toda historia es una construcción. Todo relato es cuerpo, es hombre.

"Innumerables son los relatos del mundo (...) el relato comienza en la historia misma de la humanidad; no existe, no existió nunca en ninguna parte, un pueblo sin relatos (...); el relato se burla de la buena o mala literatura (...), el relato está ahí, como la vida. "
La aventura semiologica, Roland Barthes.





viernes, 15 de junio de 2012

A veces soy yo.

   Soy Mara Ortiz a tres días de cumplir 20 años, soy bajita, de piel morocha, soy pendeja y adulta a la vez, soy chiquita en los brazos de quien amo y  quien me ama, soy grande para pelear, para defender mis ideas. 

   Soy  una sureña que eligió serlo, soy del frio, del viento, del hielo que de vez en cuando se derrite hasta ser charco. 
   Fui alumna de teatro de una persona que gracias a su locura me ayudó a encontrar el camino que hoy construyo, soy ahora su amiga, su eterna alumna de doce años. Soy de Bahía Blanca durante  el  día,  y de Punta Alta durante  la noche y los fines de semanas. Soy estudiante de Letras de la  Universidad del Sur y de Profesorado de danza en la Escuela de Danzas. Soy una agradecida de mis maestros, los de la escuela y los del presente. Soy una loca que no sabe lo que es parar.

  Soy hija de una pareja que se ama eternamente, hermana mayor de una  nena que me enseña   a vivir y me llena el alma. Soy amiga de personas que se desparramaron por el país pero están, en mi cuerpo, cuando camino, cuando  corro, cuando pienso,  cuando me rio y cuando lloro. Soy  hermana de mis hermanas…  esas  que  me eligieron para que  las acompañe hasta que la vida nos separe  y más, esas  que no viven en casa  pero con las que conviví más  de una vez. Tengo un hermano mayor que me enseño a cantar cuando hay felicidad  y cuando no, nunca se fue, y nunca se va a ir  mientras yo viva. Soy nieta mayor de mis abuelos maternos y hermana de mi  primo que ya me hizo tía. Soy la nieta que más lejos está de mi abuela paterna, y mi abuelo paterno ya no se ni dónde está. Soy ahijada de tres  personas que me cuidaron y mimaron mucho en  la  infancia y hoy están a la distancia. Soy sobrina, soy prima, como todos o quizá menos. 


   Soy alguien que baila, canta, actúa, pinta y ama. Bien o mal. Siempre o a veces.

   Soy amante. Soy una persona que  disfruta amar.
Amar
duele,
también sana, 
te hace crecer.

Soy amante  del  arte,
soy Mara,
mi vida depende del él.
Soy
una 
lectora
que
se
desarma                                                 al                                              le    er
los                        pro emas
de Ponge

tantocomocuandolepidenqueimprovisemovimientosdesdeunaarticulación.




   Soy una enanita que sueña con vivir en teatros y fomentar el gusto  por  la lectura, sí, soy de  las que piensan que leer te abre la cabeza, tanto como la música, la pintura,  la  danza, el teatro. Soy amante   de ese mundo sensible, que no significa que por ser sensible no se deba aprender a crearlo. 
Soy  aprendiz  de danza, y quiero serlo toda mi vida.

   Soy de las que piensan que el  arte te  abre la cabeza,
el cuerpo
el corazón,
las  venas,
se mete en tus latidos...


si  lo dejas entrar.


Soy Mara, 

y como no  se quién soy exactamente, soy yo buscándome en el  arte.



miércoles, 13 de junio de 2012

Más de 500 días con él.

Las historias no terminan solas, uno decide terminarlas... o no.
A estas dos personas  les deseo mucho bien, mucho amor y un futuro feliz. Elijan estar juntos o no.


No sé qué me pasa ahora que estas mirándome.
Me pregunto por qué después de tantos años me seguís mirando así… como la primera vez. Me pregunto por qué me besas así, con más dulzura que a los dieciséis. Me  pregunto por qué estamos acá mirándonos sabiendo que nos vamos a besar.
Y me siento bien, y me haces bien, quisiera quedarme todo el tiempo así. Y pienso por qué no puedo dejar de sonreír cuando me miras, por qué sigo  pensando que sabes lo que estoy pensando en cada momento. Y me acuerdo qué sentía teniéndote al frente las primeras veces juntos… era chiquitita y te quería; y me gustaba creer que vos a mí. 
Me duele, me  molesta la huella de  lo vivido, me desarma y tengo dieciséis otra vez… y otra vez me  dejas sin avisar, aunque estés acá.
El cuerpo me grita, me avisa, me llama… quisiera que alguna vez me digas lo que quiero escuchar, quisiera que me elijas esta vez.
Y te vas, y estas acá; tenes diecisiete y  me dejas; y estás acá con veintipico apretándome en tus brazos, haciéndome  reír.   Y no estás… pero te abrazo,  necesito que te metas en mi cuerpo, que me pidas quedarte  acá.  Y me apretas… no puedo entrar al tuyo, déjame entrar…  No!  Pará! Tengo  miedo, te tengo  miedo, me  tengo miedo.
¿Quién sos? ¿Por qué estas acá? ¿Por qué me dejaste, por qué no podemos terminar?
Y me haces reír, como una nena, como si disfrutaras que lo  hiciera, y me perseguís por toda la casa para hacerme cosquillas y escucharme reír, y me rio… Tus casi treinta   me hacen más feliz que tus diecisiete, sí, acá estas… apretándome en tus brazos haciéndome feliz…  ¿Qué es ser feliz?... haciéndome reír.
Y  creo  en la ternura de tu mirada y me acuerdo  las  veces  que  me dijiste que creías que íbamos a terminar juntos y te veo ya adulto y… te queda bien.  Te extraño, no, NO, no te extraño, es mentira.
Te vas y me dejas con mi nena de secundaria preguntándose  por qué… Por qué  estás acá,  qué te trajo, - ¿Por qué lo dejaste entrar, no te acordas como quedé cuando  se fue? - No  lo  sé, y yo también  me lo pregunto… Qué  me falto,  por qué encontraste en otra persona algo que todavía no sé qué es,  por qué no te alcanzó mi sonrisa, qué me  faltó, qué me sobró, por qué.
Y qué haces  acá? Por qué  me miras así todavía? Pasaron tantos  años. Por qué nunca  pudiste  soltarme,  por  qué estás todavía besándome y ahora queriendo dormir en  mi  cuerpo… Qué soy, quién  soy, qué significo… qué me falta todavía, qué me  sobra, qué pasa que venís a abrazarme, a hacerme reír, a mirarme así, a  mimarme más que a nuestros  diecisiete… y no te  quedas.







Quedate, de una vez  y  para siempre.

viernes, 27 de abril de 2012


Hay un recuerdo que se me aparece cada vez que pienso en mi historia en el arte.
Tenía tres años, no más que eso, y Papá me llevo al teatro.
Decir que desde ese  momento sentí que era eso lo que quería para mí es un absurdo,  pero  indudablemente  algo de todo eso llamo  mi atención y quedo en mi mente, en mi cuerpo.  
Estaba ansiosa, quería que empiece ya, quería que apaguen las luces  y se abra el telón. Y moría de ganas de saber qué era lo que estaba detrás de escena, cuántas personas eran, qué estaban haciendo, le dije a Papá: “Se están  cambiando, mira las sombras… ¿escuchas  los pasos? Papi están todos ahí atrás!!!”


En  todas las ramas del arte encuentro un mundo que me acompaña, en los buenos y malos momentos.
Es  lo que siento.

A los doce  años decidí dedicarme al Teatro, a la Comedia Musical.
Hoy con  diecinueve
me gusta pensar que tengo todo por descubrir, conocer y estudiar;
me gusta relacionarme con personas que me acerquen a la música, a la pintura, al teatro,  a la danza, a la literatura,  a la filosofía y compartan sus experiencias;
me gusta estudiar Expresión Corporal y Teatro;  
me gusta que estudiar Letras me acerque a la historia del arte;
me gusta vivir así, convencida que hay algo que nunca me va a dejar sola.


Pienso en la frase de una película muy amiga mía:
“La vida no es más que un interminable ensayo, de una obra que jamás se va a estrenar”.
Yo  diría más bien que la vida es una obra improvisada, de la cual somos actores y también espectadores.