Mamá escribe desde muy joven, y lo hace muy lindo (no lo digo por ser su hija. O sí. Se me cae la baba)
Abro un segmento nuevo para dejar registro de sus notas de vida:
"Hoy escribe: Esther, Mamá."
"De todas las interacciones posibles, la que mas me asusta es la del final del camino.
No es a ella a quien le temo, es más, me encantaría me sorprendiera en el mejor de mis días, en uno de esos soleados, donde la gente vive, los niños juegan al aire libre y los pájaros comparten su canto.
Sí, me gustaría que llegara silenciosa después de un delicioso almuerzo con ellos, o quizás en un sueño nocturno, rodeada de duendes, hadas y piratas.
Podría tocar a mi puerta en ese momento culminante, donde el cuerpo, la mente y el alma se fusionan... una hoja antes del desenlace de una novela de amor... de un cuento! y entonces, viviría construyendo posibles finales donde refugiarme. No, no le temo a ella, la espero. Creo fantasías en torno a ese día, la imagino esbelta, radiante y virtuosa.
Anhelo un encuentro fugaz, no quiero que se acerque lento, ni quiero sentir sus pasos detrás, no quiero el previo aviso que me lleve a cuestionarme cosas que ya no tienen remedio ¿para qué?.
Sí, quiero me sorprenda... la espero...
Pero hay algo a lo que sí le temo de ese momento, lo pienso y la siento. El aire me falta, mis ojos se nublan, me sudan las manos y mi corazón...
Le temo a buscarte, a no encontrar tus ojos... llenitos de arrugas.
No, no le temo a ella... lo que mas me asusta es no encontrar tu mirada antes de partir."
28 de Octubre de 2013.
De nueve a diez de la mañana.
Pidió silencio, pidió sinónimos, pidió escucha.
Nota sin título. Pregunte cuál era y respondio "...No me gustan los títulos los títulos determinan".
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