martes, 5 de agosto de 2014

Retratos de gente desconocida


18 de octubre de 2013

La miro, una y otra vez. La miro y pienso mucho por qué es una de las fotografías que más me gustan. Una mujer tomando un té. Quizás mejor un café, recién levantada... sin haber dicho una palabra en lo que va del día. O antes de dormir, después de haber dicho muchas cosas e incluso de haber cantado desde que salio el sol hasta que se escondió. 
Su pelo también habla, no se bien qué me dice. 
Detrás de la taza -de esa taza que me lleva a otra época y también me recuerda que algo así es lo que quiero comprar para tomar mi café en unos meses cuando me mude sola- se escondió parte de su nariz y su boca completa, quizás nunca las conozca. 
Hay algo en su pelo y en sus manos, incluso me atrevo a decir también en su mirada, que me llevan a imaginarla artista, un poco bohemia -no se hasta qué punto esto ultimo-, con algún instrumento en la mano, o algún pincel. 
Detrás de su corporeidad, la nada. O algo que no se define. Un paisaje que decidió dejarle protagonismo, porque sabia que así podía llamar mi atención.


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